Pasamos,
gran parte del camino, tomados de las manos. Los perros ladran,
aúllan, a nuestro paso, pero seguimos avanzando. Nadie dijo que
sería fácil mas, cada día que pasa, aligeramos la carga.
Cientos
de canes resguardan el camino esperando una oportunidad; cualquiera
de ellos, al mínimo descuido desgarrarán nuestro espíritu sin
piedad. No les importa nada más aparte de su sed de sangre, su sed
de razón, su sed de ‘te lo dije’.
Mientras
la noche se torna cada vez más oscura, los perros, o las figuras
espectrales que los representan,aceleran la marcha; saben que no
falta mucho para que llegue la oportunidad de despedazarnos.
Los
obstáculos se presentan en el momento menos esperado, y lo único
que nos mantiene juntos es la fuerza de voluntad y el amor; gracias a
eso, aunque a menudo perdemos el aliento en la carrera, seguimos
hacia el frente. Ninguno pierde de vista el objetivo. El matrimonio
no es un juego, es una carrera de resistencia.
Y
se requiere de mucha resistencia puesto que en esta carrera existen
un sinfín de obstáculos que obligan a tomar al otro y cargar con
nuestro peso y el suyo, obligan a mantener un ritmo y, sobretodo,
obligan a hablar permanentemente con el otro, buscar la estrategia
adecuada y esperar al resultado que arrojen los dados.
Hasta
ahora no hemos sufrido mas que pequeños raspones, ventajosamente, la
estrategia con la que hemos afrontado nuestros problemas ha sido la
adecuada; más los perros seguirán ahí, y en cualquier momento
nuestra suerte puede cambiar.
Es
un mito eso de ‘aquello que no te mata, te hace más fuerte’, la
fuerza proviene única y exclusivamente del amor. Amor por ti y amor
por la persona que corre a tu lado. No cualquiera puede hacerlo sin
salir herido de muerte.
Tampoco
creo en que correr es algo malo. Si los perros ansían probar tu
alma, es porque buscan obtener un pedazo de lo que carecen. Así que
deja que la noche caiga, no temas. Simplemente "deja que los
perros ladren Sancho amigo, es señal que vamos pasando."
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